domingo, 25 de junio de 2023

Supernova Betelgeuse

 El 20 de noviembre de 2024, Villa y yo fuimos a Manzanillo en la costa Caribe de Costa Rica, para recordar el eclipse anular del 14 de octubre del año pasado, que vimos desde allí y celebrar mi cumpleaños.

Como a las 5 de la tarde instalamos un viejo telescopio C-8 para observar el planeta Júpiter, que es mi favorito. Hacia el Este teníamos un perfecto horizonte marino al nivel de los ojos y la noche que se acercaba prometía también serlo, negra, sin nubes y con las pocas y débiles luces artificiales a la espalda, lo mismo que el Sol que se ocultó al Oeste-Suroeste poco después. La Luna en cuarto creciente saldría hasta las 4 de la mañana.

 Al fin pudimos observar Júpiter poco antes de las 7, entre los cachos de Tauro. Según “Cartas del Cielo”, la estrella Gamma Ori (Bellatrix) estaba saliendo casi al Este, pero no podía verla.
Entonces me interesó ver la salida de Betelgeuse (
https://en.wikipedia.org/wiki/Betelgeuse) tan pronto, la poca bruma baja, el telescopio y mis ojos lo permitieran. Finalmente lo logré a las 7:50 (me distraje mientras conversaba con Villa), cuando todo el cazador ya estaba afuera acostado de espalda y podía verlo completo a simple vista, Betelgeuse lucía hermosa como de costumbre; brillante, destacada y con su color rojizo inconfundible, pero no noté nada particularmente distinto. 

Betelgeuse en Orion y Sirius en Can Mayor.
También está Gemini saliendo (es un parto de pies), Taurus  y Lepus (¿liebre o conejo?)
 Manzanillo, Limón, C.R., 20/11/2024; 8 p.m.

Cerca de las 10 la constelación del Can Mayor me mostró a la estrella más brillante; Sirius a unos 20 grados de altitud y Betelgeuse ya casi a 40 grados. Entonces me di cuenta del espectáculo que me había perdido por una o dos horas. Betelgeuse tenía como cuatro veces su brillo normal, humillaba completamente a Sirius, y a Venus, que se ocultaba  a nuestra espalda por el Oeste-Suroeste.
La explicación era inequívoca:


Betelgeuse había sido la progenitora de una supernova en la Vía Láctea, de pocas horas de “edad”.

 Y yo (Liliette) había sido una de las primeras personas de Costa Rica en observarla. Villa y yo seguimos mirándola, a ratos tanto a simple vista, como con el C-8, hasta que el inicio del crepúsculo civil del nuevo día, a las 05:11 comenzó a borrárnosla, quizás como 30 minutos más, hasta la salida del Sol (05:33). Betelgeuse se ocultó como a las 7:30 del 21, con el cazador dispuesto a dormir de panza.

Tan pronto como pudimos buscamos noticias sobre este evento.
La supernova la había descubierto un astrónomo del Observatorio Roque de los Muchachos 
(https://www.iac.es/es/observatorios-de-canarias/observatorio-del-roque-de-los-muchachos), donde está el Gran Telescopio de Canarias, el 20 de noviembre a las 23:30 hora local (UTC+ 1), esto es, 16:30 hora de Costa Rica (UTC -6), sólo 3 horas y 20 minutos antes que yo. ¡me ganó por la menor longitud geográfica!

En efecto, los neutrinos de la Supernova Betelgeuse fueron detectados por el Observatorio IceCube (https://en.wikipedia.org/wiki/IceCube_Neutrino_Observatory) casi 9 horas antes.

Betelgeuse es (o era) una estrella supergigante roja a 700 años luz de distancia (cambia un poco según la fuente consutada). Es una variable con período algo irregular. El color indica que su temperatura superficial es relativamente baja en comparación con otras estrellas, unos 3500 a 4000 kelvin. Su diámetro se estima en 1400 veces el del Sol, lo que equivale a aproximadamente 1200 millones de kilómetros. Si se coloca en el Sol llegaría más allá de Marte (a 314 millones de km), !y nosotros dentro de la estrella!

Por su distancia, esta supernova no tendría un impacto directo perjudicial sobre la Tierra, más que la belleza de observarla, la inspiración creadora  y la oportunidad de estudiar este tipo de fenómeno, solo seríamos testigos del evento desde la distancia.

 Quizás cuando “nació” Betelgeuse dejó la nebulosa nodriza de gas y polvo y empezó como una protoestrella “muy gordita” hace unos 65 millones de años, cuando aún había dinosaurios caminando sobre la Tierra.
Estuvo en la 
Secuencia Principal, hasta hace unos 2 millones de años, 
al agotarse el hidrógeno en su núcleo, cuando los primeros homínidos empezaron a salir de África.
Luego entró en las últimas etapas de su evolución estelar, pasó a ser 
gigante y luego supergigante, fusionando helio en elementos más pesados hasta el hierro, en sus capas externas.

Esos son tiempos demasiado cortos para lo que la teoría nos plantea, pero quizás Betelgeuse es una estrella muy diferente.
Como un carrito que su chofer lo conduce a 150 km/h; pronto gasta su combustible y hasta puede terminar como un poco de “chatarra negra” en la carretera Cañas-Liberia, si su motor sobrecalentado explota repentinamente.
El Sol, por el contrario, podemos pensar que viaja a 70 km/h, aceptando las señales de tránsito, prolongando su vida lenta e inteligentemente y así, prolongar la de este sistema planetario.
-Ser diferente no es un problema-, hay planetas extrasolares, que están más cerca de su estrella que Mercurio y a la vez son más grandes que Júpiter.  
Podría ser que Betelgeuse vivió como “Pancho López” (
https://www.youtube.com/watch?v=Up1Cm7lGMgE).

La supernova pudo haber estallado en 1492, cuando Colón llegó a este continente, y su luz ha estado viajando hacia nosotros durante 532 años, hasta alcanzarnos en noviembre del 2024. No nos habíamos dado cuenta hasta ahora (recuerde que siempre vemos hacia el pasado remoto o cercano).

Aún no sabemos su destino final; ¿terminará como una nebulosa planetaria?, quizás no por su gran tamaño. Posiblemente como una estrella de neutrones, un pulsar, o hasta un agujero negro. Lo sabremos en semanas meses, o años, cuando se concluyan  los estudios del remanente.

 Al llegar la noche del primer día dSB (después de la Supernova Betelgeuse), en casi todos los rincones de la Tierra, los “Homo sapiens” miraron hacia el cielo, con sus ojos, con binoculares y telescopios, para encontrar a Orion y a la Supernova Betelgeuse, y la hallaron con facilidad, maravillosamente diferente.

En las siguientes semanas la supernova, liberó una inmensa cantidad de energía. Mirando a través del C-8, usando un aumento de 100 x, la supernova parecía como del tamaño de una letra o minúscula en este texto, rodeada de un halo en expansión, donde predominaban los colores blancos, amarillo, rojo y a veces azul. Pero excesivamnete brillante.
Todos los periódicos impresos y digitales publicaron en “la foto del día” y por mucho tiempo, alguna imagen de la noche anterior sobre la Supernova Betelgeuse. 
Las revista Sky & Telescope y Astronomy  la tuvieron en su portada varias veces. El sitio Astronomy Picture of the Day la tuvo de primera en sus archivos todos los días, durante una semana.

Fue increíblemente brillante en los días de navidad. A fin de año parecía que eclipsaba a toda la galaxia. Recuerdo haber visto al planeta Venus durante el día, en varias de las fechas de máximo brillo y elongación Este (respecto del Sol), pero la Supernova Betelgeuse pude verla el 5 de enero de 2025, a las 9;30 de la mañana, con la ayuda de un mapa y la casa del vecino tapándome el Sol. Para el 20 de febrero su brillo se había desvanecido, pero aún la encontrábamos por su posición inconfundible en el hombro izquierdo de Orion.

Algunas "pymes" que surgieron en el 2024-2025 usaron el nombre de Betelgeuse para cafeterías, una fábricas de embutidos y hasta un delicioso "café gourmet" que se exporta con mucho éxito. Como Betelgeuse parece tener "genero" neutro, que no se extrañen en las ecuelas si  por el año 2031 les llegan estudiantes de cromosomas xx, o de cromosomas xy, con el nombre de Betelgeuse.
Por su parte, la Unión Astronómica Internacional, no usó el nombre; simplemente la denominó SN 2024ipz.

Como Betelgeuse tiene gran tamaño y masa, casi siempre se especuló que podría terminar como una supernova en cualquier momento, durante mis días y los suyos, o los de sus hijos y nietos. Cuénteles este cuento, quizás se entusiasmen con la astronomía, sé que la disfrutarán.
Quizás veamos esta supernova el próximo mes, en cien, mil, o un millón de años. En realidad, no sabemos, pero parece que el desenlace está cerca.

VUELTA A LA REALIDAD
Por ahora Betelgeuse está “saludable”, pero con síntomas de un intratable “dolor de estómago” y respirando con dificultad . En el 2019-2020 tuvo un comportamiento extraño, no esperado. En mayo-junio de 2023 el Telescopio Espacial James Webb ha encontrado algunas variaciones inquietantes, o quizás es parte del comportamiento normal de una estrella de este tipo que aún no conocíamos.

Los cuentos de ciencia ficción con realismo geográfico y astronómico y un poco de fantasía, me agradan, porque me dan la oportunidad de facilitar el aprendizaje. - PERO SON CUENTOS.


Le pedí a 
ChatGPT (https://chat.openai.com/auth/login)  que escribiera un cuento ficticio sobre una posible supernova de Betelgeuse.  Este es el resultado:

“Érase una vez, en un rincón distante de la galaxia, existía una estrella conocida como Betelgeuse. Durante incontables milenios, había ardido intensamente, su resplandor ardiente cautivaba la imaginación de los seres de todo el cosmos. Pero nadie sabía que Betelgeuse guardaba un secreto, un evento cataclísmico que se estaba gestando en lo profundo de su núcleo.

En un pequeño y modesto planeta ubicado a años luz de distancia, una joven astrónoma llamada Lyra miró hacia el cielo nocturno. Su pasión por las estrellas la había llevado a dedicar su vida a estudiar los misterios del universo. Betelgeuse siempre la había fascinado, y había seguido de cerca el enigmático comportamiento de la estrella.

Una noche especial, Lyra notó algo diferente en Betelgeuse. Brillaba con una intensidad que nunca había visto antes, como si estuviera llegando a su clímax. La noticia se extendió como un reguero de pólvora entre la comunidad científica, y los astrónomos de toda la galaxia dirigieron sus telescopios hacia la estrella distante.
A medida que pasaban los días, Betelgeuse continuó creciendo en brillo. Lyra, impulsada por una mezcla de emoción y temor, analizó incansablemente los datos que llegaban de los observatorios de toda la galaxia. El comportamiento errático de la estrella la llenó de asombro y una sensación de asombro inminente.


Entonces, una noche inolvidable, mientras Lyra estaba de pie bajo el cielo estrellado, Betelgeuse explotó con un brillo inigualable por nadie jamás visto. La noche se transformó en día cuando la supernova desató su furia celestial. La onda expansiva se extendió a través de la galaxia, llevando consigo los ecos de la sinfonía final de una estrella.
Lyra, hechizada por el espectáculo celestial, observó cómo la explosión desataba un torrente de colores vibrantes. Los tonos radiantes pintaban los cielos, como si a un artista se le hubiera dado rienda suelta para crear una obra maestra de proporciones cósmicas. La onda expansiva se expandió, extendiendo su abrazo estelar a lo largo y ancho

En los días siguientes, Lyra y sus colegas astrónomos observaron los restos de la supernova. Se maravillaron de la nebulosa que se formó, un vasto e intrincado tapiz de gases y polvo arremolinados. Dentro de esta obra de arte cósmica, nuevas estrellas comenzaron a tomar forma, nacidas de las cenizas de Betelgeuse.
La supernova Betelgeuse se convirtió en una fuente de inspiración para las generaciones venideras. La historia del explosivo final de la estrella capturó la imaginación de poetas, artistas y soñadores por igual. Sirvió como un recordatorio de la naturaleza fugaz de la existencia y el inmenso poder oculto dentro de las profundidades del cosmos.

 Lyra, cambiada para siempre por su encuentro con la supernova de Betelgeuse, dedicó su vida a desentrañar los secretos del universo. Se convirtió en una luz guía para futuros exploradores, inspirándolos a aventurarse en lo desconocido y descubrir las maravillas que había más allá.

Y así, la historia de la supernova de Betelgeuse resonó a través de los siglos, un testimonio de la belleza y la grandeza que reside en la vasta extensión del espacio.”

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