lunes, 13 de enero de 2025

Condiciones de “cielo y suelo” para una observación astronómica.

 1: del Horizonte hacia arriba

Consideramos el ”horizonte astronómico”, como la dirección horizontal a la altitud de nuestros ojos, no importa dónde estamos (a nivel del mar, o en una cumbre).
Puede haber un horizonte “depreso”, si estamos en un edificio alto, o la cumbre de un cerro, que nos permite observar por debajo del nivel de nuestros ojos.
Normalmente tenemos un horizonte real (o visible), que está limitado por árboles y construcciones cercanas, montañas próximas, o la superficie lejana (¡unos 5 km!) del mar.

 Para disfrutar del orto y del ocaso del Sol y de la Luna, planetas cercanos al Sol al amanecer o al atardecer y los cometas, que en su mejor etapa están por su perihelio, queremos estar lo más cercanos al horizonte astronómico.

De paso esto nos permite identificar la estrella Polaris (α Ursa Minoris), la estrella visible más cercana al Polo Norte Celeste, para orientarnos, o simplemente para identificarla y conversar un rato. En Costa Rica está por encima de un horizonte astronómico, a unos 10 grados de altitud.

 

Más arriba del horizonte, pues está lo que nos interesa del cielo nocturno.
Debe estar oscuro (con la menor contaminación lumínica posible).
No tener un nublado total extendido (“overcast”), no “neblina”, ni lluvia, ni nubes transitando a cada momento.
Desde luego a una temperatura agradable que permita a los que estamos abajo, disfrutarlo con cierta comodidad.
La "humedad relativa" del aire debe ser baja, pues de lo contrario las lentes y espejos de los objetivos de binoculares y telescopios se empañarán rápidamente.
Yo he estado de noche en el Irazú y en  el Chirripó a uno 15, o 5 grados Celsius  y he soportado un buen rato, como para disfrutar y aprovechar la experiencia.

Claro esas condiciones del cielo cercano, no son fáciles de pronosticar. Al menos yo no puedo hacerlo, excepto que un lugar tenga una reconocida estadística confiable de una condición atmosférica favorable o desfavorable, y en este último caso lo evito.
Desde luego uno puede adaptarse a condiciones un poco adversas, pero no es la situación ideal par disfrutar una observación astronómica. Quizás dependa de la importancia del evento.

Cielo 180 grados en todas direcciones, con un horizonte astronómico "libre", 

Con un horizonte real, (delimitado por obstáculos naturales o artificiales), se pierde un buen porcentaje del cielo.

2: del horizonte hacia abajo.

¡Telescopio Seestar!
El “suelo” es el segundo aspecto que debe considerar, porque sobre  el colocamos nuestro equipo de observación (binoculares, cámaras, trípodes, mapas, libros, celulares), agua y alimentos aunque sea por un rato.
Y lo más importante nosotros mismos, cuando nos sentamos, arrodillamos , o nos acostamos boca arriba para ver hacia el cenit, especialmente durante las horas que dedicamos a una observación de meteoros (https://astronomia10norte.blogspot.com/2024/12/logistica-para-participantes-en-una.html).


El suelo puede ser plano y liso, especialmente construido en algún sitio dedicado a la observación astronómica, que los hay en Costa Rica (Observatorio Orion en Copey de Dota) y en muchos lugares del mundo.

Podría ser un césped, o enzacatado bien mantenido, como el que de seguro tendrá en el patio de su casa. No desprecio este lugar,  ya que si cumple aunque sea  en una pequeña proporción el punto 1, arriba 👆; allí tendrá cerca las facilidades de su hogar (refugio, agua, electricidad, servicios, etc., y si el evento ya no es importante, pues puede inmediatamente ir a dormir un rato, sin necesidad de horas de viaje.


Ya sea en su casa, o en algún lugar que visite en el campo, el suelo debe estar seco, sin humedad ni “charquitos” aunque sean pequeños, no sea que terminemos con un resfrío.
Creo que el suelo ideal es el de playa, por su contextura fina y porque generalmente allí la temperatura suele ser soportable (Campaento astronómico de Giovani - de día-).

Ya sea en la playa o en un lugar enzacatado, debemos evitar que tenga piedrecillas, para que cuando nos tumbamos boca arriba, no sintamos que estamos recostados con un trompo en  la espalda, lo cual nos mantendrá estresados durante toda la observación.
En la medida de lo posible use una colchoneta aislante (quizás inflable  individual) entre el suelo y usted.

Bueno esas son “mis condiciones ideales” ahora, a mis casi 82 😉.
Desde luego no siempre las he conseguido, pero si se puede, ...pues adelante.
Lo más importante es usted.

sábado, 4 de enero de 2025

Nova coronada- cuento corto-. Quizás se convierta en realidad este año (¿2024, o 2025?)

 Original publicado en 2024/01/04

Hace unos 4500 millones de años, más menos cuando el Sol y muchas otras estrellas se formaron a partir de varias nebulosas dispersas en la galaxia que ahora conocemos como Vía Láctea,  entre los miles de millones de astros, hubo dos casi gemelas, en la región que, vista desde la futura Tierra llamamos hoy la constelación Corona Borealisla corona del norte (ojo, también hay una en el sur, por SagittariusCorona Australis, pero menos formadita).

Las dos estrellas, constituyeron un sistema binario (físico, no óptico) y evolucionaron a lo largo de la Secuencia Principal, por procesos ligeramente diferentes. Pasaron por etapas muy parecidas a las que sigue el Sol, pero luego una de ellas se adelantó (¡la evolución de todo tipo no es un único camino!), pasó al estado de gigante roja y luego a enana blanca. La otra ha estado en un “casi tranquilo letargo” como una normal gigante roja, luego de expandir sus capas externas de helio e hidrógeno hasta alcanzar un diámetro como del tamaño de unas 500 veces el Sol.

Como evolucionaron diferenciándose, adquirieron masas diferentes, la enana blanca aporta el 55 % de la masa del sistema y la gigante roja el restante 45%.
Giran en órbitas elípticas alrededor de su centro de masa, con períodos de 228 días, cuando ocurre el máximo acercamiento entre ellas.
Desde luego, la gigante roja es más fría (3600 K) que el Sol (5700 K), por eso su color. Su tamaño actual es de unos 75 radios solares (por eso se enfrió), pero su
luminosidad (por su mayor superficie) es 655 veces más que este.
No confunda el dato anterior con la
magnitud aparente (m) que cuantifica el brillo observado -desde la Tierra-. Para el sistema, actualmente está entre 10,8 y 2,0 (variable por la recurrencia de la futura nova). El primer valor de m está totalmente fuera del alcance de binoculares y telescopios de aficionados, que tampoco estamos poniendo mucha atención a esa parte del cielo.
Podemos decir que, para nosotros allí no hay nada, por eso cuando recurra la nova este a
ño, será una “estrella nueva”. https://en.wikipedia.org/wiki/T_Coronae_Borealis.

Cada vez que la enana blanca tiene un acercamiento a la gigante roja, por su fuerte campo gravitatorio le “roba” masa a esta (hidrógeno y helio) y lo va acumulando entre etapas estables e inestables (abrillantamientos relativos frecuentes), en su propia atmósfera reducida.
Pero cuando se llega a un valor crítico de estos gases adicionales, quizás cada 80 años. luego de unos 100 encuentros cercanos, la cantidad de gas cumulada en la enana está muy caliente e inestable y ocurre una reacción termonuclear de fusión, equivalente a unas 100 000 veces la energía emitida por el Sol durante un año. Esto produce la nova, un gran desprendimiento de energía y luz mayoritariamente blanca (mezcla de todos los colores).
La luminosidad aumenta y la magnitud aparente puede disminuir hasta 2.1, igual que la estrella Polaris (10 grados sobre horizonte, encima el punto Norte desde Costa. Rica), la que está en la punta del asterismo del pequeño sartén, en la constelación Ursa Minor.
La nova, desde luego se verá a simple vista durante una semana o quizás hasta un mes, si al final la seguimos con binoculares.

Este sistema binario que ahora llamamos T Corona Borealis, está a unos 3000 años luz del Sol y fue descubierto en 1866 durante una recurrenciaParece que la última recurrencia de T corona Boreales ocurrió en 1943-1946, cuando algunos de nosotros, los octogenarios nacimos, ¡pero no celebramos!
Los astrónomos que estudian y vigilan este sistema dicen que ya se pasó un poco de su periodo de recurrencia y “pronostican” que entre abril y setiembre de 2024 T Corona Borealis producirá una nova.
Novas y supernovas son procesos casi totalmente diferentes.
Mirar esta nova será una interesante actividad, esté atento, -no será tan espectacular como  la también esperada Supernova Betelgeuse-.(https://astronomia10norte.blogspot.com/2023/06/supernova-betelgeuse.html), pero podríamos ver este año una nueva estrella en la constelación Corona Borealis, situada entre Bootes (Boyero) y Hercules. 👇👈

Como 3000 años dividido entre 80 años da 38; si el sistema aún no ha gastado toda su energía, vienen de camino unas 38 novas, para que celebren el nacimiento y cumpleaños 80, nosotros, los hijos, nietos, bisnietos, amigos, etc. Solo hay que enterarse de la recurrencia de T Corona Borealis y tratar de vivir al menos hasta esa edad.
Quizás la zona azul del país nos ayude. Páseles esta información, puede que les sea útil y entretenida.

Referencias adicionales:

·         https://www.bbc.com/future/article/20240322-visible-nova-explosion-is-coming

·         https://www.earth.com/news/t-coronae-borealis-blaze-star-explosion-visible-one-week/