1: del Horizonte hacia arriba
Consideramos el ”horizonte astronómico”, como la dirección
horizontal a la altitud de nuestros ojos, no importa dónde estamos (a nivel del
mar, o en una cumbre).
Puede haber un horizonte “depreso”, si estamos en un edificio alto, o la
cumbre de un cerro, que nos permite observar por debajo del nivel de nuestros
ojos.
Normalmente tenemos un horizonte real (o visible), que está limitado por
árboles y construcciones cercanas, montañas próximas, o la superficie lejana (¡unos 5 km!) del mar.
Para disfrutar del orto y del ocaso del Sol y de la Luna,
planetas cercanos al Sol al amanecer o al atardecer y los cometas, que en su
mejor etapa están por su perihelio, queremos estar lo más cercanos al horizonte
astronómico.
De paso esto nos permite identificar la estrella Polaris (α Ursa
Minoris), la estrella visible más cercana al Polo Norte Celeste,
para orientarnos, o simplemente para identificarla y conversar un rato. En
Costa Rica está por encima de un horizonte astronómico, a unos 10 grados de altitud.
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Más
arriba del horizonte, pues está lo que nos interesa del cielo nocturno.
Debe estar oscuro (con la menor contaminación lumínica posible).
No tener un
nublado total extendido (“overcast”), no “neblina”, ni lluvia, ni nubes
transitando a cada momento.
Desde luego a una temperatura agradable que permita a los que estamos abajo,
disfrutarlo con cierta comodidad.
La "humedad relativa" del aire debe ser baja, pues de lo contrario las lentes y espejos de los objetivos de binoculares y telescopios se empañarán rápidamente.
Yo he estado de noche en el Irazú y en el Chirripó a uno
15, o 5 grados Celsius y he soportado un
buen rato, como para disfrutar y aprovechar la experiencia.
Claro esas condiciones del cielo cercano, no son fáciles de pronosticar. Al menos yo
no puedo hacerlo, excepto que un lugar tenga una reconocida estadística
confiable de una condición atmosférica favorable o desfavorable, y en este
último caso lo evito.
Desde luego uno puede adaptarse a condiciones un poco
adversas, pero no es la situación ideal par disfrutar una observación astronómica.
Quizás dependa de la importancia del evento.
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2: del horizonte hacia abajo.
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¡Telescopio Seestar! |
Y lo más importante nosotros mismos, cuando nos sentamos, arrodillamos , o nos acostamos boca arriba para ver hacia el cenit, especialmente durante las horas que dedicamos a una observación de meteoros (https://astronomia10norte.blogspot.com/2024/12/logistica-para-participantes-en-una.html).
El suelo puede ser plano y liso, especialmente construido en algún sitio dedicado a la observación astronómica, que los hay en Costa Rica (Observatorio Orion en Copey de Dota) y en muchos lugares del mundo.
Podría ser un césped, o enzacatado bien mantenido, como el que de seguro tendrá en el patio de su casa. No desprecio este lugar, ya que si cumple aunque sea en una pequeña proporción el punto 1,
arriba 👆; allí tendrá cerca las facilidades de su hogar (refugio, agua,
electricidad, servicios, etc., y si el evento ya no es importante, pues puede inmediatamente
ir a dormir un rato, sin necesidad de horas de viaje.
Ya sea en su casa, o en algún lugar que visite en el campo, el suelo debe estar seco, sin humedad ni “charquitos” aunque sean pequeños, no sea que terminemos con un resfrío.
Creo que el suelo ideal es el de playa, por su contextura fina y porque generalmente allí la temperatura suele ser soportable (Campaento astronómico de Giovani - de día-).
Ya
sea en la playa o en un lugar enzacatado, debemos evitar que tenga piedrecillas,
para que cuando nos tumbamos boca arriba, no sintamos que estamos recostados
con un trompo en la espalda, lo cual nos
mantendrá estresados durante toda la observación.
En la medida de lo posible
use una colchoneta aislante (quizás inflable individual) entre el suelo y usted.
Bueno esas son “mis condiciones ideales” ahora, a mis casi 82 😉.
Desde
luego no siempre las he conseguido, pero si se puede, ...pues adelante.
Lo más
importante es usted.
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