Hace unos 4500 millones de años, más menos cuando el Sol y muchas otras estrellas se formaron a partir de varias nebulosas dispersas en la galaxia que ahora conocemos como Vía Láctea, entre los miles de millones de astros, hubo dos casi gemelas, en la región que, vista desde la futura Tierra llamamos hoy la constelación Corona Borealis, la corona del norte (ojo, también hay una en el sur, por Sagittarius: Corona Australis, pero menos formadita).
Las dos estrellas, constituyeron un sistema binario (físico, no óptico) y evolucionaron a lo largo de la Secuencia
Principal, por procesos
ligeramente diferentes. Pasaron por etapas muy parecidas a las que sigue el Sol,
pero luego una de ellas se adelantó (¡la evolución de todo tipo no es un único
camino!), pasó al estado de gigante roja
y luego a enana blanca.
La otra ha estado en un “casi tranquilo letargo” como una normal gigante roja,
luego de expandir sus capas externas de helio e hidrógeno hasta alcanzar un
diámetro como del tamaño de unas 500 veces el Sol.
Como
evolucionaron diferenciándose, adquirieron masas diferentes, la enana blanca aporta el 55
% de la masa del sistema y la gigante roja el restante 45%. Giran en
órbitas elípticas alrededor de su centro de masa, con períodos de 228 días,
cuando ocurre el máximo acercamiento entre ellas. Desde luego, la gigante roja es más fría (3600 K) que el Sol (5700 K), por eso
su color. Su tamaño actual es de unos 75 radios solares (por eso se enfrió),
pero su luminosidad (por su mayor superficie) es 655 veces más que este.
No confunda el dato anterior con la magnitud
aparente (m) que cuantifica el
brillo observado -desde la Tierra-. Para el sistema, actualmente está entre 10,8 y
2,0 (variable por la recurrencia de la futura nova). El primer valor de m está totalmente fuera del alcance de
binoculares y telescopios de aficionados, que tampoco estamos poniendo mucha atención
a esa parte del cielo. Podemos decir que, para nosotros allí no hay nada, por
eso cuando recurra la nova este año, será una “estrella nueva”. https://en.wikipedia.org/wiki/T_Coronae_Borealis.
La luminosidad aumenta y la magnitud aparente puede disminuir hasta 2.1, igual que la estrella Polaris (10 grados sobre horizonte, encima el punto Norte desde Costa. Rica), la que está en la punta del asterismo del pequeño sartén, en la constelación Ursa Minor.
La nova, desde luego se verá a simple vista durante una semana o quizás hasta un mes, si al final la seguimos con binoculares.
Este
sistema binario que ahora llamamos T Corona Borealis, está a unos
3000 años luz del Sol y fue descubierto en 1866 durante una recurrencia. Parece
que la última recurrencia de T corona Boreales ocurrió en 1943-1946,
cuando algunos de nosotros, los octogenarios nacimos, ¡pero no celebramos!
Los
astrónomos que estudian y vigilan este sistema dicen que ya se pasó un poco de
su periodo de recurrencia y “pronostican” que entre abril y setiembre de
2024 T Corona Borealis producirá una nova.
Novas y supernovas son procesos casi totalmente diferentes.
Mirar esta nova será una interesante actividad, esté atento, -no será tan espectacular como la también esperada Supernova Betelgeuse-.(https://astronomia10norte.blogspot.com/2023/06/supernova-betelgeuse.html),
pero podríamos ver este año una nueva estrella en la constelación Corona Borealis,
situada entre Bootes (Boyero) y Hercules. 👇👈
Como
3000 años dividido entre 80 años da 38; si el sistema aún no ha gastado toda su energía, vienen de camino unas 38 novas, para que celebren el nacimiento y cumpleaños 80, nosotros, los hijos, nietos, bisnietos,
amigos, etc. Solo hay que enterarse de la recurrencia de T Corona Borealis
y tratar de vivir al menos hasta esa edad.
Quizás la zona azul del país nos ayude. Páseles
esta información, puede que les sea útil y entretenida.
Referencias
adicionales:
·
https://www.bbc.com/future/article/20240322-visible-nova-explosion-is-coming
· https://www.earth.com/news/t-coronae-borealis-blaze-star-explosion-visible-one-week/
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