martes, 19 de abril de 2016

Líridas -21 y 22 de abril-

Los cometas en su paso por las cercanías del Sol, sufren cambios muy interesantes, su núcleo de gases congelados alcanza la temperatura de sublimación de éstos, en el casi vacío del espacio interplanetario. Comienzan a formar “coma” y “cola”. Como consecuencia de la parcial desaparición de una capa del hielo aglutinante, las partículas sólidas del núcleo quedan libres y entonces se esparcen en “caminos de desperdicios” en cada pasada. Estas partículas se llaman “meteoroides”, esto es, eventualmente serán meteoros.

En algún momento la Tierra se acerca lo suficiente a esos “meteoroides” para que el campo gravitatorio y la atmósfera terrestre los atraiga. Cuando atraviesan las capas altas de la atmósfera, a unos 200 km de altura, la onda de choque y la fricción producen las estelas luminosas que llamamos meteoros, poéticamente “estrellas fugaces”.


Si la Tierra encuentra uno de esos caminos poblados de meteoroides, entonces se producen muchos meteoros con las mismas características, como color, velocidad, dirección y aparente procedencia. En este caso decimos que ocurre una “lluvia de meteros”.
Cada año ocurren varias lluvias de meteoros en ciertas fechas. Cronológicamente la segunda más importante es la que tiene su máximo entre el 21 y 22 de abril y se conoce con el nombre de “Líridas”, porque su "radiante" parece estar en la constelación "Lira".
Esta no es una lluvia particularmente fuerte como las “Perseidas” de agosto, o las  “Geminidas” de diciembre, pero ocurre en una fecha en la cual aún se puede conseguir un cielo con pocas nubes. Se predice unos 10 meteoros por hora.

Sin embargo, en este año las “Líridas” coinciden con la Luna llena, lo cual atenuará la cantidad de meteoros que se puedan observar, debido a la fuerte iluminación del Selene.

El nombre de una lluvia de meteoros particular se debe a la región del cielo (la constelación), desde donde parece que provienen, pero esto es solo un efecto de perspectiva, ya que en realidad se originan a no más de 500 km de altura.

No olvide que para observar meteoros necesita un cielo despejado, o por lo menos una amplia ventana sin nubes.
Evite la iluminación artificial o déjela a su espalda, instálese cómodamente y prepárese para varias horas de actividad, preferiblemente con buena compañía. Esta es una actividad “para sus ojos”, no necesita binoculares ni telescopio, ¡van muy rápido!

A lo mejor el patio de su casa cumple con los requisitos y le puede resultar un buen sitio de observación.
Tome fotografías (cámara en trípode, ISO alto, enfoque a infinito, diafragma abierto, exponga por 1 minuto aproximadamente.

Aproveche para observar el resto de la esfera celeste; las estrellas, cúmulos y nebulosas, la Vía Láctea y los planetas: Júpiter que está visible al principio de la noche, Marte y Saturno al amanecer.

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